viernes, 3 de enero de 2014

Descrubriendo Sinaloa

Hola, Como estas? Feliz año!! Ya se que te he tenido muy muy abandonado, pero ya estoy de vuelta=) Hopefully que estas navidades estuvieron mas que intensas. Te platico que ya habían pasado dos años sin que mi familia y yo estuviéramos juntos. Vengo de una familia de 7 así que ya sabrás que el tiempo que estamos todos es priceless.

Este diciembre mi papa quiso recordar un viaje que había hecho con mi mama hace 15 anos atrás. Se trata de ir a donde desemboca el Rio Sinaloa con el mar. Nos fuimos muy tempranito rumbo Ahome con unos taquitos de machaca con frijol de lunch por si nos daba hambre y una hielera llena de coca colas bien frías y claro cerveza. Nos acompañó mi tío Roberto Balderrama, mi tío abuelo que platica siempre las mejores historias. Es impresionante lo que sabe, que cada ves que estoy con el me quedo sorprendida de lo culto y de tantas experiencias que le han tocado vivir. Puedo decir que el ha sido mejor promotor del turismo de Sinaloa así como de Chihuahua para el mundo. Es el tipo de tío abuelo que te puedes pasar toda una tarde escuchando de las elegancias de aquellos tiempos; tiempos de María Félix, Ferrusquilla su amigo, Lola Beltrán, Cantinflas y Pedro infante. Tiempos en los que iban al baile del pueblo a quedar bien y sacaban a bailar a la mas bonita, y porque no se quedaban de ver el domingo en la plazuela.

Nuestra excursión comenzó en unas pangas las cuales Adán y Moisés nos mostraron la ruta. En el camino nos acercamos con diferentes pescadores a comprar unos callitos frescos. Me queda claro que vengo de una tierra muy fértil en la cual la abundancia se refleja todo el año. En estas aguas puedes encontrar callo de hacha, camarón y pargos cuando quieras y grande. Aquí se pesca con el corazón. Ser pescador se trae en la sangre, y se hereda es una profesión muy difícil ya que hay que aprender a respirar, aguantar el sol, y las mareas.

Después de ver aquel paisaje de contrastes dulces y salados nos acercamos a un sauce llorón a comernos nuestros callos. No te puedo explicar la frescura y la firmeza del callo. Inigualable.


También nos llevaron a las dunas de arena. Me sentía perdida en un desierto como en el Sahara.  Te dejo con estas fotos para que platiques de Sinaloa.
Si, de esta concha viene el callo, después de abrirla y limpiarla creo que aprecio mas a este crustáceo, no es fácil pescarlo. Hay que bucear, encontrarlo y luego sacarlo. El kilo de callo que se compra directamente al pescador sale en $200
 Una mañana para recordar, se que este viaje nunca que nos va a olvidar. El día que nos llevo el Tio Roberto a la "orilla del Rio"